Más de 260 millones de personas sufren trastornos de ansiedad en todo el mundo según datos de la Organización Mundial de la Salud. Los trastornos por ansiedad son muy habituales, y pueden llegar a ser incapacitantes. Debemos ser capaces de diferenciar la emoción o estado de ansiedad que todos sin excepción sentimos en algún momento en nuestras vidas, de los trastornos por ansiedad como la ansiedad generalizada, el trastorno de estrés post traumático, las fobias, etc. La intención de este artículo es ofrecer una visión general lo más completa posible de la ansiedad con la intención de que tanto una persona que sufre de ansiedad como las personas de su entorno puedan entender mejor la situación, comencemos por el principio.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una reacción automática que nos prepara para enfrentarnos a una amenaza. Es una emoción que se expresa como angustia, miedo, inquietud, tensión o preocupación. Debemos ser capaces de distinguir la ansiedad sana y adaptativa de la ansiedad perjudicial o patológica.
La ansiedad sana nos ayuda a mantenernos a salvo cuando tenemos que enfrentarnos a una amenaza real. Es una reacción de supervivencia fruto de nuestra evolución como seres humanos.
La ansiedad perjudicial, no es resolutiva ni eficaz, nos enferma y dificulta nuestras vidas. Existen diversos trastornos por ansiedad que pueden estar ligados a una determinada situación, como puede ser el trastorno de fobia social o la agorafobia que surgen en situaciones específicas o puede ser generalizada que se da de forma constante independientemente de las circunstancias.
La ansiedad sana o adaptativa:
La ansiedad es un mecanismo universal, defensivo y adaptativo. Tiene como cometido alertarnos y ponernos en acción frente a una situación que puede ser percibida como un riesgo o amenaza para nuestra supervivencia.
Durante miles de años el ser humano ha tenido que enfrentar infinidad de peligros (tigres de dientes de sable, manadas de lobos, erupciones volcánicas, incendios, inundaciones, ataques de tribus rivales, etc.) ante estas situaciones las respuestas más eficaces para sobrevivir eran : luchar, huir o quedarse paralizado, esto se tradujo en la respuesta evolutiva de lucha o huida.
Ante situaciones que ponen en peligro nuestra supervivencia tomamos una decisión: neutralizar, luchar, huir, atacar, etc. y nuestro cuerpo se prepara para ello liberando en nuestro torrente sanguíneo una explosión de hormonas (adrenalina, noradrenalina, cortisol, etc.). Estas sustancias químicas producen reacciones físicas en nosotros: tensan nuestros músculos, aumentan la presión arterial y la concentración de glucosa en sangre, detienen el sistema inmunitario, ordenan al corazón aumentar la velocidad de bombeo para transportar mejor las hormonas, etc. Todos estos cambios fisiológicos tiene la intención de ayudarnos y preparar para dar una respuesta que puede ser: correr, pelear, etc.
El problema es que el ser humano actual reacciona desencadenando estos mismos cambios fisiológicos cuando se enfrenta a situaciones que percibe como amenazantes, aunque estas sean inofensivas para su supervivencia. Como por ejemplo: enfrentar una adversidad en el ámbito laboral, hablar en público, un divorcio, una situación económica desfavorable pasajera, problemas familiares o relacionales, etc.
¿Qué es una crisis de ansiedad o ataque de pánico?
La ansiedad como hemos dicho es una respuesta natural de nuestro organismo. Una crisis de ansiedad o ataque de pánico es algo que le puede ocurrir a cualquier persona, sin previo aviso. Se manifiesta como un miedo, angustia o malestar muy intenso. Tiene una duración que oscila entre 10 a 30 minutos por norma general y puede alcanzar su máximo de intensidad en pocos minutos. Estas crisis súbitas e inesperadas producen una gran angustia y síntomas físicos muy intensos, que en ocasiones pueden incluso confundirse con un infarto.
Estos episodios pueden ser de carácter temporal, producirse de forma aislada o cronificarse en el tiempo. Por norma general surge sin una causa aparente sorprendiendo a la persona y las personas de su entorno.
Los síntomas de una crisis de ansiedad o ataque de pánico pueden variar pero se considera que existe cuando se dan 4 o más de los siguientes síntomas.
Síntomas de una crisis de ansiedad o ataque de pánico:
- Palpitaciones, elevación de la frecuencia cardiaca o taquicardias.
- Dificultad para respirar, sensación de ahogo.
- Dolor u opresión en el pecho.
- Miedo o pánico.
- Sensibilidad a la luz (midriasis o dilatación de las pupilas).
- Sudoración o escalofríos.
- Temblores o sacudidas.
- Náuseas o molestias abdominales.
- Mareo (incluso desmayo).
- Percepción de irrealidad.
- Sensación de entumecimiento u hormigueo.
- Miedo a perder el control.
- Sensación de que se está muriendo.
Existen problemas de salud que pueden desencadenar una crisis de ansiedad (problemas en la tiroides, deficiencia de ciertas vitaminas, lupus, asma, consumo de sustancias tóxicas, etc. ) pero lo más habitual es que este tipo de episodios estén relacionados con algún aspecto psicológico, como el miedo o el estrés.
Es necesario tener en cuenta que en ciertos casos las crisis de ansiedad pueden ser el síntoma de un trastorno mental de base como las fobias,el trastorno obsesivo – compulsivo, la depresión, etc.
«Una crisis de ansiedad es similar a una tormenta intensa y explosiva, que aparece de forma inesperada. Al igual la tormenta, no se puede atribuir su origen a una única causa, pues siempre se debe a la interrelación de diversos factores»
Laura Arias
Si sufres o has sufrido ataques de ansiedad quiero que sepas que sé perfectamente lo que se siente . Yo también he sufrido intensos ataques de ansiedad y es una experiencia muy angustiosa, que en muchas ocasiones las personas de nuestro alrededor no pueden o no saben entender. Al final de este artículo te comparto algunas sencillas herramientas para la autogestión de la ansiedad que quizás puedan servirte de utilidad.
Ansiedad generalizada:
Como hemos dicho al principio la ansiedad es un mecanismo adaptativo inherente al ser humano, y no representa ningún problema de salud en sí misma. Sin embargo en algunos casos este mecanismos funcionan de forma alterada, convirtiéndose así en un trastorno de ansiedad.
El trastorno de ansiedad generalizada es una de las enfermedades mentales más frecuentes en el mundo. Se caracteriza por sensaciones de angustia, miedo y preocupación, persistentes, irreales y difíciles de controlar. La persona experimenta una ansiedad o miedo más intensos de lo necesario y su excesiva preocupación salta de un tema a otro de forma constante: salud, dinero, trabajo, familia, amigos, relaciones, etc. Todo puede volverse un motivo de ansiedad. Su origen es multifactorial y frecuentemente va acompañada de otros problemas físicos y psicológicos.
Muchas de las personas que padecen ansiedad sufren también de depresión y/o pánico. Y el estrés contribuye de forma significativa en su aparición. Además, como hemos visto al principio los cambios fisiológicos que sufre el cuerpo ante una situación de ansiedad si son mantenidos en el tiempo pueden llegar a producir un impacto negativo también en la salud física de la persona.
Síntomas de ansiedad generalizada:
- Preocupación excesiva y exagerada.
- Tensión e irritabilidad sin causa aparente.
- Dificultad de concentración, sensación de pérdida de memoria.
- Problemas para dormir o dormir bien. Trastornos del sueño.
- Inquietud, irritabilidad y desasosiego.
- Aumento del ritmo cardíaco, palpitaciones o taquicardias.
- Cansancio o fatiga constante.
- Sudoración o sofocos.
- Sensación de ahogo o falta de aire.
- Dolores de cabeza.
- Temblores o agitación.
- Mareos o náuseas.
- Tensión y dolor muscular.
- Conductas de evitación de determinadas situaciones, obsesiones o compulsiones.
Si presentas varios de estos síntomas por un periodo mayor a dos semanas, busca ayuda especializada.
Recuerda que en España tenemos la suerte de contar con un sistema de salud mental gratuito, donde podrán ayudarte. Acude a tu médico de cabecera y exprésale lo que estás sintiendo, él podrá orientarte y si es necesario derivarte a la atención que necesites .
Al igual que te comenté en el artículo sobre la depresión (que puedes leer aquí), en mi opinión un abordaje multidisciplinar es siempre la mejor opción. ¿Por qué? Porque si estos trastornos tienen un origen multifactorial, requieren un abordaje profesional especializado en cada uno de los diferentes ámbitos de la persona. Debemos tener siempre presente que un ser humano no es solo un cuerpo, una mente, un cerebro, un adn, unos patrones de pensamientos, unas emociones, unas creencias, unas experiencias, una vida, unas circunstancias, etc. sino que es la interacción compleja y único de todo ello.
La ansiedad generalizada si bien es el trastorno por ansiedad más habitual no es único. Existen otros tipos de trastornos por ansiedad como son: el trastorno obsesivo – compulsivo, el trastorno de estrés postraumático, el trastorno de pánico, todos los tipos de fobias, etc.
¿Cómo sé si lo que siento es un nivel de ansiedad normal o necesito buscar ayuda?
Todos en nuestro día a día podemos vivir o desencadenar situaciones de ansiedad ante las circunstancias o dificultades de la vida diaria. Como hemos visto al principio la ansiedad es una respuesta normal e incluso adaptativa. Sin embargo cuando la situación de ansiedad tiene alguna o varias de estas características es conveniente buscar una valoración profesional:
- La ansiedad se mantiene en el tiempo, incluso superadas las circunstancias que la desencadenaron.
- Afecta a nuestras relaciones y a nuestro desempeño profesional.
- Perdemos el apetito o padecemos de problemas importantes de insomnio.
- Nos sentimos más tensos e irritables de lo habitual, y es una situación que se mantiene en el tiempo por más de dos semanas.
- Tendemos a evitar situaciones, lugares, actividades que antes solíamos realizar. E incluso buscamos excusas para no enfrentarlas.
- Hemos comenzado a ver nuestras relaciones de una forma más negativa.
- Cada vez salimos menos de casa.
- Las crisis de ansiedad o ataques de pánico son frecuentes, o incluso hemos comenzado a sentir miedo de volver a sufrir una crisis.
- Tenemos explosiones emocionales descontroladas con más asiduidad.
- O cualquier otra situación similar que no entendamos su causa, produzca efectos negativos en nuestra vida y se mantenga en el tiempo.
Buscar ayuda especializada no tiene nada de malo, y nos servirá para descartar o abordar cualquier problema que pueda estar gestándose. Ante la duda lo mejor es buscar una valoración especializada o consultarlo con nuestro médico de cabecera.
Recuerda que los trastornos de ansiedad no son un tema que pueda tomarse a la ligera, miles de personas los sufren y puede incluso incapacitar a la persona para su vida diaria. Por ello un abordaje eficaz requiere de una atención especializada, cualificada y multidisciplinar.
Aprender a gestionar la ansiedad:
Lo mejor que podemos hacer para gestionar y superar la ansiedad, así como los momentos de crisis, es desarrollar los recursos internos necesarios para afrontar con éxito las dificultades, retos o problemas que pueden aparecer en nuestras vidas.
Mi intención al compartir estas herramientas es que te sirvan como herramientas de autogestión y te ayuden a manejar y mejorar la ansiedad.
1. Respirar:
Una de las mejores y más sencillas formas de incidir sobre una situación de ansiedad es practicar un ejercicio de respiración. Los especialistas sugieren que es suficiente realizar una respiración diafragmática (notando nuestra respiración en el abdomen) de forma lenta, profunda y sosegada para calmar la ansiedad.
Pero podemos ir un poco más allá de una simple respiración, podemos aprender a realizar una respiración consciente. ( Puedes aprender a realizar un ejercicio de respiración consciente aquí, aquí y aquí )
Puedes utilizar cualquiera de estos ejercicios ante una situación de ansiedad, un ataque de pánico, estrés, nerviosismo, un problema real, etc. y te aseguro notarás la diferencia.
Aprender alguno de estos ejercicios se convertirá en un valioso recurso para gestionar, crisis y momentos de ansiedad de forma eficaz. Y lo mejor es que lo podrás utilizar siempre que lo necesites y estés donde estés. Quizás practicar un ejercicio de respiración pueda parecer algo muy simple pero ante este tipo de situaciones es muy efectivo.
2. Prestar atención al momento presente:
Aprender a prestar atención al momento presente, a mantener nuestra mente en el aquí y ahora, es una excelente herramienta para gestionar la ansiedad.
La ansiedad surge de la anticipación acerca de un hecho o amenaza. Por ejemplo, podemos sentir miedo al oír un ruido en un matorral e inmediatamente ver a un león abalanzarse sobre nosotros, en cambio la ansiedad se produce al escuchar un ruido entre los arbusto y dar por hecho que detrás se esconde un león que nos atacará.
Cuando mantenemos nuestra atención en el presente la ansiedad no tiene cabida. Podemos comenzar a entrenar nuestra atención a través de ejercicios de meditación para posteriormente adentrarnos en el cultivo de la atención plena. Por ello comenzar por el ejercicio más básico que es la respiración consciente es una muy buena idea.
Esta demostrado científicamente que tanto la meditación como la atención plena (o mindfulness) son muy beneficiosas para la personas que padecen ansiedad, estrés o depresión. (Puedes leer algunos estudios acerca de ello aquí)
Por ello, para cualquier persona que quiera aprender a manejar la ansiedad tanto en la ansiedad normal o leve, como en los casos de trastornos por ansiedad o ansiedad interna, la práctica de la atención plena siempre será beneficiosa. (Si quieres aprender más sobre atención plena o mindfulness puedes hacerlo aquí y aquí)
3. Aceptar la emoción que estamos sintiendo:
Aceptar la emoción significa hacernos consciente de ella. Debemos entender que lo que estamos sintiendo es un profundo miedo, preocupación o angustia ante una supuesta amenaza y no luchar contra ello.
La neurociencia ha podido comprobar que reconocer conscientemente las emociones reduce su impacto a nivel cerebral. Por lo tanto al reconocer que estamos sintiendo miedo, angustia o preocupación inmediatamente estamos reduciendo el impacto de estas emociones sobre nosotros.
Además ante una situación de ansiedad cuanto más la evitemos, huyamos o luchemos contra ella, más intensa se hará. Recuerda que como hemos visto al principio evitar, huir o luchar con nuestra ansiedad, hará que la percibamos como una amenaza y esto a su vez genera más ansiedad.
4. Modificar nuestros pensamientos:
Incidir y modificar nuestros pensamientos, es decir generar cambios cognitivos, nos ayuda a reducir y gestionar mejor nuestra ansiedad. Existen diversas formas de hacerlo y los psicólogos cognitivos o cognitivo – conductuales han desarrollado miles de ejercicios al respecto. En esta ocasión voy a compartir contigo dos sencillos ejemplos para ilustrar de forma simple cómo funcionan este tipo de herramientas.
1. Autoreflexión sobre nuestros pensamientos, preguntarte si lo que piensas es cierto o no:
Consiste en observar un pensamiento negativo, convertirlo en pregunta y después en una afirmación más positiva, realista y constructiva. Por ejemplo:
- Ante el pensamiento negativo: » Nadie me quiere».
- Preguntarnos: «¿De verdad nadie me quiere?».
- Y contestarnos a nosotros mismo de forma sincera, por ejemplo: «Mis padres me quieren, pero solo ellos»
- Una vez nos hayamos contestado, también podemos reformular esa respuesta de forma positiva, realista y más constructiva, por ejemplo: «En este momento me siento poco querida y no sé por qué. Afortunadamente tengo unos padres que me quieren y gracias a que he recibido amor, puedo saber qué se siente al ser amado». Aunque esta última parte requiere de mayor experiencia en la autoreflexión y reformulación de nuestros pensamientos. En palabras más simples significa aprender a ver lo bueno incluso en las circunstancias difíciles.
Otro ejemplo:
- Pensamiento negativo: «Me van a despedir del trabajo y me quedaré en la ruina».
- Pregunta: «¿ De verdad me van a despedir del trabajo y esto hará que me quede en la ruina?»
- Respuesta positiva, realista y constructiva: » Siento miedo por que he oido que en la empresa van a reducir plantilla. Cabe la posibilidad de que pierda mi empleo, aunque no es lo que quiero y no sé si ocurrirá, siempre podré buscar otro trabajo, existen miles de tareas que puedo realizar, se que será una circunstancia incómoda que me obligará a crecer y desarrollarme, pero incluso quizás tenga la posibilidad de encontrar un trabajo más satisfactorio para mí»
2. Aprender a relativizar:
En ocasiones ante ciertas circunstancias incluso cotidianas o de una dificultad menor caemos en reaccionar de forma excesiva e incluso catastrofista. Podemos llegar a pensar que tenemos un problema enorme, terrible o incluso que es lo peor que nos puede pasar en la vida ante problemas como: que nuestro coche haya quedado inservible, que hayamos suspendido un examen, que se termine una relación laboral o sentimental, etc.
Para afrontar este tipo de pensamientos negativos y catastrofistas es necesario aprender a relativizar los problemas y darles su justa importancia. A continuación te planteo algunos ejemplos de pensamientos catastrofistas y formas sencillas de relativizarlos, para que puedas observar el patrón común y realizarlo con tus propios pensamientos negativos.
- «Se me ha estropeado la lavadora, es lo peor que me podía pasar en este momento». ¿Realmente es lo peor que te puede pasar en este momento? ¿Qué pasaría si te diagnostican una enfermedad grave de salud, o te llaman para informarte de la muerte de un ser querido? ¿En qué nivel de preocupación quedaría el problema de la lavadora?
- «No tengo dinero para nada, vivo en la miseria» ¿Tienes algo que llevarte a la boca cada día? ¿Tienes un techo para protegerte? ¿Una cama donde dormir? ¿Agua potable y luz en tu hogar?. Millones de personas en el mundo viven en condiciones de extrema pobreza, sin agua ni luz en sus hogares. Millones de personas mueren al año a causa de la desnutrición en todo el mundo, según la OMS 8.500 niños mueren cada día por la falta de alimentos en todo el mundo, y aunque muchas personas no sean consciente de ello España es uno de los países de europa con más desnutrición infantil.
- «Solo consigo trabajos basura, nunca podré hacer nada importante» ¿En qué medida tener un trabajo basura te impide hacer cosas importantes y significativas, por tí y por los demás? Incluso por la humanidad.
Existen muchas herramientas que se pueden utilizar para generar cambios cognitivos o de pensamiento, estos han sido tan solo un par de ejemplos. Aprender a modificar nuestros pensamientos, modificará nuestra conducta e incluso podrá modificar nuestra vida en ciertos aspectos. En mi opinión modificar e incidir en nuestros pensamientos es una excelente forma de autogestión emocional y por ende de eficacia personal.
5. Liberar nuestra farmacia interior:
A través de ciertas actividades podemos activar de modo natural la farmacia interna que existe en nuestro cuerpo, y liberar así toda una serie de hormonas que son esenciales para nuestro bienestar como la serotonina, la dopamina, la oxitocina, las endorfinas, la melatonina etc. Además estas sustancias nos ayudarán a reducir y mejorar las situaciones de ansiedad.
Algunas de las actividades que nos ayudarán a activar esa farmacia interna son:
- Meditar y practicar la atención plena o más conocida por su término anglosajón mindfulness.
- Practicar ejercicio físico.
- Dar un simple paseo.
- Pasar tiempo en la naturaleza.
- Estar bajo la luz del sol al menos 15 minutos diarios.
- Dormir y descansar bien.
- Nutrirnos de forma correcta y equilibrada.
- Escuchar música relajante o sonidos de la naturaleza.
- Bailar.
- Sonreir. (Prueba a sonreír por un minuto)
- Agradecer.
- Realizar nuestro hobbie o actividad favorita (por ejemplo: dibujar, cantar, cocinar, trabajar la madera, etc.).
- Visualizar imágenes que transmitan emociones positivas. (Por ejemplo: fotos de bebés o gatitos, un documental de la madre Teresa de Calcuta, una película de humor, fotos de personas sonriendo o abrazándose, etc.)
- Tener sentimientos de amor hacía nosotros mismos y hacía los demás.
- Realizar actos altruistas.
Todas estas actividades desencadenan en nuestro cuerpo respuestas a nivel hormonal, muy útiles para gestionar nuestros niveles de ansiedad o para cualquier persona que quiera aumentar su nivel de bienestar.
Personalmente he utilizado todas estas herramientas y he podido comprobar sus beneficios por mi misma, por ello hoy he querido compartirlas contigo, con la intención de que puedan serte útiles también para tí. Son herramientas efectivas para la autogestión de la ansiedad y para aumentar nuestros niveles de bienestar.
Sin embargo quiero dejarte claro que para los casos de trastornos de ansiedad estas herramientas por sí solas son insuficientes. Si actualmente sufres un trastorno de este tipo quiero que entiendas estas herramientas como un complemento para la autogestión y el aumento de bienestar, y que en ningún caso pueden sustituir a una atención especializada.
¿Cómo ayudar a una persona que padece ansiedad?
Quizás alguna persona de tu entorno padece niveles altos de ansiedad, sufre crisis esporádicas o tiene un diagnosticado de trastorno por ansiedad.
Se que es algo difícil y que en muchos casos nos gustaría ayudar y/o incluso solucionar el problema de ansiedad de un ser querido, pero eso no es posible. La persona es la única responsable de su mejoría, es su propio agente de cambio, eso no significa que no podamos hacer muchas cosas positivas por ella. Estos son algunos ejemplos de acciones que podemos llevar a cabo y son válidos independientemente de que se trate de una ansiedad leve, una crisis o un trastorno por ansiedad:
- Mantener una actitud calmada y proyectar tranquilidad.
- Estar a su lado, y transmitirle nuestro apoyo.
- Escuchar sin interrumpir, cuando la persona quiera abrirse a nivel emocional.
- Evitar juzgar a la persona o a la circunstancia. Nos abrimos mejor a las personas que no nos juzgan.
- En los casos que sea necesario animar a la persona a que busque ayuda profesional.
- Ante una crisis de ansiedad o ataque de pánico podemos invitar a la persona a que respire profundamente, explicarle que eso le puede ayudar o mejor aún hacer respiraciones con ella. Si la persona se muestra receptiva para esta actividad podemos incluso sujetar su mano o abrazarla.
- Si la persona quiere practicar alguna actividad positiva (como las que hemos mencionado anteriormente): pasear, salir a la naturaleza, etc. podemos acompañarla.
- Animar a la persona en cada pequeño paso que dé hacía su recuperación o en pro de su bienestar.
- Mostrarle nuestro amor, nuestro interés y nuestro apoyo incondicional.
Debemos de evitar este tipo de expresiones:
- Cálmate y tranquilizate.
- Estás haciendo una montaña de un grano de arena.
- Yo también tengo ansiedad y no me pongo así.
- Estas sacando las cosas de contesto. Todo está en tu cabeza.
- No sé porque te pones así, no es para tanto.
- Yo también tengo muchos problemas y no me pongo así.
- Eso se arregla saliendo de copas un día.
- Cuando te comportas así, pareces un loco o una loca.
- Eres un exagerado o exagerada.
- Lo que te hace falta son problemas de verdad.
- Si trabajases no tendrías tanto tiempo para quejarte, ni para dramas.
- Todo lo haces para llamar la atención.
Este tipo de expresiones se utilizan muy a menudo, y son contraproducentes, carecen de empatía y alejan a la persona de nosotros y de su mejoría. Por lo que te pido que si de verdad quieres ayudar a alguien que padece ansiedad intentes evitarlas.
Para concluir este artículo quiero recordarte:
Si crees que puedes padecer un trastorno de ansiedad, recuerda que un artículo en un blog no sustituye a una atención especializada, no esperes a que tu situación empeore y busca ayuda.
Muchas personas en el mundo se encuentran en la misma situación que tú, y afortunadamente existen abordajes multidisciplinares muy eficaces con los que podrás reducir tu ansiedad y poco a poco comenzar sentirte mucho mejor.
Yo misma he padecido de fuertes ataques de ansiedad, y se que es algo que se puede superar te doy mi palabra.
Mi intención al escribir este post ha sido aportar una visión general de la ansiedad, que pueda servir de utilidad tanto a las personas que la padecen en alguna de sus expresiones, como a sus familiares y amigos. Por norma general no se da la importancia que merecen a los trastornos por ansiedad o al hecho de sufrir una experiencia tan angustiosa como es una crisis de ansiedad o ataque de pánico.
Espero que las herramientas que comparto para gestionar la ansiedad puedan servirte de utilidad pues son válidas para cualquier persona, con cualquier nivel o experiencia de ansiedad, y como siempre te animo a que compruebes por ti mismo su eficacia.
Además espero que a través de este artículo hayas podido comprender un poco mejor lo que significa realmente tener ansiedad en todos los niveles y en todas sus expresiones, y que esto te sirva para tomar las acciones pertinentes y restablecer así tu bienestar.
Por muy difícil que sea la situación de ansiedad que estés viviendo, puede mejorar, te lo aseguro.
Si crees que me he dejado por tratar algo importante sobre la ansiedad, por favor, compartelo en un comentario. Esto ayudará a enriquecer este post.
Si te ha gustado este artículo y crees que puede aportar valor a otras personas, por favor, compartelo en tus redes sociales.
Muchas Gracias y nos vemos de nuevo el próximo domingo.
Chapó Laura!!
¡Muchas gracias Nuri!